Las cortezas asociativas están íntimamente vinculadas a las funciones intelectuales más complejas, como el análisis lógico, el entendimiento, el lenguje y la imaginación.
Las funciones corticales superiores son capacidades exclusivas del hombre entre las que podemos encontrar el lenguaje, la memoria, la atención, razonamientos lógicos, conducta, creatividad, y demás formas de regulación y control por las cuales somos capaces de ejercer nuestra voluntad.
El LENGUAJE mediatiza y regula, por lo que gracias a este se desarrollan las demás funciones corticales superiores. Dicha mediatización existe entre el lenguaje interno (lo que la persona se dice a sí misma) y el lenguaje externo (lo que expresa a los demás). Este proceso pasa por Lenguaje interno, externo – interno, y externo. El lenguaje interno tiene la capacidad frontal de regulación y control.
Es posible ubicar al lenguaje en el lóbulo temporal, en el cual hayamos un poco más adelante el áre de Broca donde se encuentra el habla y atrás el área de Wernicke, donde encontramos la comprensión. Mientras que podemos encontrar en el lóbulo frontal la zona del razonamiento.
La observación clínica nos muestra que las alteraciones de los actos pueden darse a tres niveles: nivel psicológico o psiquiátrico, nivel neuropsicológico y nivel fisiológico.
En el nivel psicológico la alteración de los actos es secundaria a una disfunción cerebral, que puede ser de naturaleza puramente funcional o de naturaleza orgánica pero difusa, no focal. Entre los primeros podemos mencionar, como ejemplos, la alteración del habla o de la marcha en un estado de ansiedad; la alteración de la escritura o de la percepción en una esquizofrenia y otros. En el segundo grupo, el de los cuadros orgánicos, mencionaremos las alteraciones del habla o de la marcha en una demencia o en un compromiso de conciencia; la alteración de la escritura o de la percepción en un niño con secuelas de encefalopatía perinatal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario